Detripacorazón

Primer Grupo de Teatro Comunitario de Santa Fe

Por: Cristina Moreaux



La propuesta es dirigida, por Ulises Bechis, y fuimos a charlar con él, vía whatsapp, dada la cuarentena. Él nos cuenta que la idea surgió de Gladys Contreras cuando ella le sugiere hacer un teatro comunitario en “El Birri”, Centro Cultural y Social, que tiene su sede en la ex Estación Mitre:

“Y sí, era lo que faltaba en el Centro Cultural, entonces hice la propuesta en Asamblea, y ésta fue aceptada”.

A partir de allí, Ulises se contacta con Hilda Cardozo, (directora de la Escuela Técnica Nº 2028 San Lorenzo): “quien ya tenía un grupo de Teatro y estaba intentando abrir un taller en su propia escuela, y la invité a que venga con sus alumnos a sumarse a este Teatro comunitario” y, también convocó a Cielo Parodi “a quien yo ya conocía por haber estado con ella en otros grupos de teatro, y eso fue sumamente importante porque ambas trajeron gente, y en el teatro comunitario es necesario e interesante que haya mucha gente, es como una de las condiciones.”
Con Cielo y sus “muchos sobrinos” e Hilda con sus alumnos, en noviembre de 2011, el director comienza la convocatoria para engrosar el grupo en vistas a lo que sería, un mes más tarde, su primera intervención: Un “pesebre comunitario”, que rescató experiencias barriales tanto desde lo lúdico como desde lo dramático, y que se representó hasta principios de 2012 en los andenes de la ex Estación Mitre:

“Lo primero que hicimos, porque ya estábamos casi a fin de año, fue hacer un Pesebre Comunitario porque pensamos que el tema iba a convocar, y así fue”.

El pesebre se hizo en lo que se llama “el puente”, donde giraban las locomotoras, en la plaza que está en la ex Mitre; y ese espacio se usó como un anfiteatro, ese es el inició de este grupo hace 8 años.
“Hay que destacar que el Teatro Comunitario es un movimiento que intenta hacer participar a mucha gente, que se entienda que el arte nos pertenece a todos, que todos podemos ser artistas, y se trabaja con la integración, con la diversidad, con las ganas de entender al otro, de escuchar propuestas distintas. En nuestro grupo la integración se da bastante, lo que sí, hay mucha diferencia de edades, en lo que respecta a la idiología estamos bastantes identificados, sobre todo los adultos, en esto de defender a los pobres y no a los ricos, en defender los Derechos del trabajador, todo esto me parece muy valiosos. El Teatro Comunitario como tal no encajaría en otro lugar, no encajaría en un lugar donde se discrimine por edad, religión, o por distintas actitudes. Acá participa gente de diversas experiencias y que vienen de muchos lados diferentes”.
El teatro comunitario se caracteriza precisamente por la heterogeneidad de sus elencos, sin experiencia actoral previa que encuentran el germen de sus argumentos en vivencias y personajes de la cotidianeidad barrial. Este tipo de teatro floreció en Argentina una vez concretada la restauración democrática en 1983, y resultó una alternativa popular a la perspectiva de un modo de expresión artística de los círculos de “elite”, y donde se priorizando el acercamiento del barrio al teatro antes que el teatro al barrio. Y lo que se procura es hablar de arte, de historia, de política, y de la posición que se tiene frente a los
temas representados.
Elegir hacer este tipo de teatro implica sumar voces para contar otras realidades que son mostradas al público cuando esas “obras colectivas” están listas:

-Participaron en el acto central del 24 de Marzo, convocados por el Foro contra la Impunidad y por la Justicia.

-Actuaron en el marco de la Jornada Antiolvido, por las inundaciones de Santa Fe.

- La Cumbia ¡Fa! Qué Historia, en 2014.

-Presentaron “Sueños, delirios y pesadillas”, en 2017.

-“Quebracho, corazón de payaso”, en 2020.

Estas son algunas de sus obras colectivas.

MARÍA MARTÍNEZ CORONEL, es una integrante del Taller Comunitario y nos cuenta su experiencia:
Tengo 52 años, y para hablar del Teatro Comunitario Detripa Corazón, tengo que remontarme a mi propia historia: ¿cómo conocí el Teatro? Lo conocí en la escuela primaria cuando un grupo de adolescentes fue a presentar una obra. Era la primera vez que veía una en un escenario. Yo estaba habituada al escenario porque siempre actué en actos, bailes folklóricos, etc, lo que no había visto nunca era una obra de teatro. Transcurrió mi vida, en la que me dedique a mi familia pero, siempre sentí ese deseo de hacer teatro, pero mi situación económica me lo impedía. Yo no sabía que había talleres gratuitos.
En una oportunidad a mi hijo, desde una escuela especial, lo mandan a una escuela con salida laboral. Para acompañarlo, porque era muy lejos de casa y no quería que fuese solo me anote en un taller de artesanía y otro de cocina. Lo que yo no sabía que en esa escuela, como materia opcional, había Teatro. Y allí me dije: ¿por qué, no? Era mi oportunidad.
La directora de la escuela, que era la profesora de teatro, Hilda Cardozo, representó varias obras, entre ellas: El Principito. Las Del Barranco. A través de esta profesora llegué al Centro Cultural El Birri, dónde se nos invita a participar del Teatro Comunitario Detripa Corazón.
Esto fue hace ocho años atrás, casi nueve, y allí comencé otro tipo de teatro. Aquí hay niños, preadolescentes, adolescentes, y adultos, su director es Ulises Ariel Bechis, por el cual siento una profunda admiración. Nuestra primera representación fue un pesebre no-tradicional, la verdad es que fue algo maravilloso con técnicas muy lindas, con trapecistas, con niños que fueron protagonistas, la verdad es que fue una puesta en escena muy linda. Incluso ahí actuó mi hija que en ese momento tendría seis años. Por un año deje el grupo por razones laborales, y luego seguí sin interrupciones.
Lo que debo decir, que me llama mucho la atención, es que somos un grupo muy numeroso, en algún momento llegamos a ser 40 personas, y de todas las edades, y este director, Ulises, tiene la gran capacidad de coordinar a todos, y es por eso mi admiración a él, y todo aquel nuevo integrante que llega es recibido como uno más, como un hermano, es como si nos conociéramos desde siempre y es por eso que a este grupo lo considero como una gran familia y es el motivo por el cual yo permanezco porque para mí ellos son mi familia.
Somos todos uno solo. Hay mucha amistad, mucha solidaridad, mucho compañerismo, en este lugar es donde yo puedo ser yo y cada uno es quien es sin ninguna máscara, y nos respetamos, y no preguntamos por qué te portas así. Realmente es una gran familia.
Este grupo, más allá que ya me gustaba el teatro, me hizo replantearme más cosas, hizo que a mi edad encarara otra faceta del teatro, por lo que el año pasado comencé a estudiar una Tecnicatura, en la Escuela Provincial 3200, de Santa Fe, de Promoción Socio Cultural para ser actriz, y así transitar, bellamente, ese arte que es el teatro y poder llevar a todos los rincones esta hermosa faceta de la cultura.
Por eso agradezco a todos los que están, y a los que estuvieron en este hermoso camino del Arte, en especial a Detripa Corazón.

MARÍA RITA, es una integrante del Taller Comunitario y nos cuenta su experiencia:
Soy profesora de arte, hice varias experiencias de teatro, con distintos directores, pero lo que buscaba no era ser actriz si no era compartir experiencias de vida, comprometerme con la sociedad, era otra la cosa que buscaba realmente, y bueno, se dio justamente la casualidad que una de mis hijas trabajaba en El Birri, y me invito en una oportunidad en el que estaban haciendo un pesebre viviente, y allí se comenzó, en el 2011 con el pesebre, junto a Ulises y otras personas a dar forma al Teatro Comunitario. Realmente fue una experiencia muy importante, porque comenzamos con la Historia de la Cumbia, que contaba un poco la realidad santafesina, que gira en torno a una música determinada.
Fuimos avanzando en las temáticas, fuimos encontrando otros hilos conductores: trabajamos por ejemplo la historia del Ferrocarril, la historia del Birri, trabajamos el derrumbe del Cabildo para construir la Casa de Gobierno con lo que significó política y socialmente; y en realidad no sé si la gente que hacemos teatro y la gente que nos observa toma realmente dimensión de lo que mostramos, pero bueno, mostrar otras realidades que no se ven o que el gobierno de turno esconde es parte de nuestra propuesta.
Esto trae discusiones en el grupo porque yo tengo una visión distinta, no sé si por la edad o la experiencia de vida que tengo, pero yo coincido más en repensar la historia, me interesa más pensar las raíces de aquello que nos construyó o nos destruyó y no con aquello que nos entretiene.
Bueno, vamos cambiando la temática y alternando lo comprometido con lo divertido, pero de todas maneras no deja de ser un emprendimiento cultural muy importante porque además de contar historias también vivimos la historia a través del juego que para mí es sumamente importante, sobre todo teniendo en cuenta mi edad, tengo 67 años, y no me niego la posibilidad de jugar: juego con los chicos de 4 años como puedo jugar con un adulto de mi edad o mucho más, gozo con esa diversión y siento que es un acto de entrega para conmigo y para con los demás, de comprometerme, de comprometernos con los otros. Eso es el teatro comunitario: un acto de compromiso y de responsabilidad de todos y para con todos, es un acto de abrirse a los sentimientos y los sentidos, a todos los sentidos. Poner en juego todos los sentidos.
Parece que la sociedad prohíbe que determinado grupo de gente ya sea por la edad o por las clases sociales se abran a determinadas cosas, pero bueno todo eso hay que sacarlo a flote y hacerlo vivo. Yo creo que el teatro comunitario permite eso, pero, bueno, lamentablemente estamos viviendo una crisis, no ahora por el coronavirus, sino la crisis social que estamos viviendo esto últimos años ha hecho que se venga abajo la estantería del teatro comunitario, pero bueno, seguimos creando, y espontáneamente vamos construyendo lo que hacemos, somos un grupo, un “genio”, somos Detripa Corazón.

MARÍA CLAUDIA WUSSMANN, es una integrante del Taller Comunitario y nos cuenta su experiencia:
Tengo 60 jóvenes años, (se ríe), estaba finalizando el año 2011 cuando me encontré con Rita, a quien ya conocía por ser profesora de mis hijas, y por haberla visto en distintas actividades del Birri, y ella me contó que se había formado este grupo de teatro y me invito a participar. Rita fue el lazo que puso la vida entre el Teatro Comunitario y yo, y se lo agradezco siempre.
Llegue a la primera clase, febrero del 2012, después del Carnabarrial, estaba Ulises, y eramos un grupo de 10 o 12 personas, luego se fueron sumando varios. Siempre desde ese momento y hasta la fecha sigo asistiendo al grupo porque el grupo me enriquece como persona, como ciudadana, como mamá.
Este Teatro Comunitario tiene el nombre “Detripa Corazón”, y realmente lo hacemos desde las tripas y el corazón, y nos causa una empatía con la vida; en lo personal mucho enriquecimiento. Es un grupo heterogéneo, venimos con distintos equipajes culturales, económicos, sociales, y ahí está como la sociedad resumida en ese gran padre que nos recibe: Fernando Birri, porque todo lo que hacemos en el teatro comunitario tiene que ver con una cultura accesible y transversal que experimentó Birri, y en honor a Fernando es que el lugar se llama “Centro Cultural Birri”, y también tiene mucho que ver con la temática que elige el teatro comunitario.
Es gratuito, nadie paga, hacemos eventos para sostenernos, y en el teatro comunitario aprendemos de todo: luces, sonido, dramaturgia, vestuario, hicimos un curso intensivo de clonw, otro de títeres, y nos vamos enriqueciendo así, podríamos decir que “somos los tramoyistas del amor comunitario”, todos nos enriquecemos, todos aportamos, y es esa energía la que nos ayuda a seguir.
Hicimos muchas obras, arrancamos con la “Historia de la Cumbia”, que recibió premios de Cultura de la Provincia de Santa Fe por: innovación, por cantidad de artistas en el escenario, por nuestra impronta, ya que no todos somos actores profesionales salidos de la escuela de teatro pero todos ponemos tripa y corazón, y salen cosas muy bellas, muy ricas para la persona y el grupo, y sobre todo tiene que ver con lo que hacía Birri con el cine: democratizar información, mostrar lo que había; eso es lo que intentamos hacer democratizamos información, le llevamos al público historias, como la de la cumbia, la creación de la Estación Mitre; como podemos soñar, en la obra “Volando como las aves”, luego vino una “Historia de Pesadillas y Sueños”, la “Historia del Circo en la Argentina”, con la historia de Juan Moreyra, que se representó en el Circo Criollo, que por cierto fue muy rica por la búsqueda de información, hablar con personas dando testimonio, y este año representamos una obra que era muy cruel para la memoria, la historia de la Forestal y todo lo que pasó en el norte santafesino, y la hicimos como clown porque necesitamos desdramatizar el tema ya que era profundamente perverso.
Es una experiencia maravillosa, yo estoy muy agradecida que en esta vida, que es tan corta, me pasen cosas tan enriquecedoras y grandes.




NOTA: Siempre nos juntamos los sábados de 11 a 13 horas. Es un espacio gratuito, todos pueden participar para hacer teatro.