Vera Jarach

Por: Lillian Roitbarg

El 3 de octubre en curso falleció Vera Jarach a los 97 años, una de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo. Una mujer superlativa cuya vida tuvo como constantes las pérdidas, la muerte y la lucha que se fortaleció en ese ir transitando un camino sumamente escabroso. Llegó a nuestro país escapando del fascismo en Italia. Su abuelo fue víctima de la Shoa y y quedó como uno de los tantos en Auschwitz.

Tuvo una hija a quien llamó Franca quien fue una de los tantos desaparecidos por la Dictadura cívico-militar, a los 18 años. Tuvieron que transcurrir 20 años para que su madre supiera que había sido objeto del macabro plan conocido como “vuelos de la muerte”. Pero sus convicciones se fortalecieron, las entrevistas transmiten su pensamiento y dirá “no hay que sentarse sino unirse rechazando el odio y el silencio porque lo que pasó, puede llegar a pasar”. Se le negaron dos tumbas donde llorar a sus muertos.

Hace pocos días fue Yom Kipur, Día del perdón para la comunidad judía en el que se plasma el deseo de tener un buen sellado final en el Libro de la Vida, de ahí que haya una jornada de introspección, de arrepentimiento, de reconciliación con Dios y los hombres. Vera no sólo es un ejemplo para la comunidad judía sino para toda la humanidad.

Al concluir el Yom Kipur, se espera el sonido de liberación del Shofar paa que todos vuelvan a casa, que la santidad de la vida humana se priorice, que marque el final de la guerra y se destruya el muro de la indiferencia, para que se respete el derecho a la identidad, sin miedo, como lo expresa el diputado del Parlamento israelí Gilad Kariv del Partido Ha Democratim.

El historiador israelí Haran sostiene que el presente, marca un punto de inflexión para el judaísmo que vive una catástrofe espiritual y lo señala como Campeón Mundial en sobrevivir.