Por:
Ana Clara Pintos
*Murga:
Canto Popular. Voz del Pueblo. Flor del barrio. Bailes torcidos. Caras
pintadas... pasión para muchos que no sólo cantan por cantar, sino que cantan
para decir, para contar, para develar verdades.
Hoy nos fuimos hasta el pueblo vecino de San
Jerónimo Norte para conocer a Walter. Él, además de ser docente y rodearse de chicos,
clases y tizas, lo rodean los colores, la música, la brillantina. Es cautivo de
una pasión: La Murga.
-Walter, ¿qué es la Murga de Tablado para vos?
-Walter, ¿qué es la Murga de Tablado para vos?
La murga para mí es una expresión artística popular,
de “sentimiento”, subjetiva, que
manifiesta una lectura de la realidad, desde donde uno está parado.
Hago hincapié que es una visión de la realidad desde
donde se está parado, desde del lente de donde se lo mira, porque cada murga tiene
su impronta. Por ejemplo, si hablamos de las Murgas uruguayas, Falta y Resto, no dice ni canta lo mismo
que Queso Magro. Son distintas
realidades, expresan diferentes realidades.
Aunque
todas basan el vértice en una crítica a lo que está pasando o lo que pasó, en
forma jocosa, con mucha inteligencia, con un humor muy fino a veces, para mí.
-¿A dónde se remonta los orígenes la Murga de
Tablado?
La
murga nace con los pregoneros, con los diarieros, los verduleros… la gente del
laburo de calle, como una forma de expresión. Cuentan que el origen viene de la
Murga de Cádiz (España). Hubo una compañía de Zarzuela, “La
Gaditana”, que había arribado a Montevideo por los fines del 1800, a la
cual el director se va y los deja “en banda”. Como en Cádiz había (y hay
también) una impronta muy fuerte de Murga, esta gente que se quedó “en banda”
en el Uruguay, comenzó a salir en los Carnavales pasando la gorra, haciendo
murga. Es por esto que el grupo se llamó Murga “La Gaditana que se va”. Y eso pegó mucho en el Uruguay, tal es así,
que hay historiadores que dicen que los presidentes iban a los tablados infiltrados
a escuchar las murgas para ver qué se decía de ellos. La Murga en el Uruguay cumplió más de 100 años.
En la Argentina hubo murgas de estilo uruguayo, pero fueron desapareciendo, y
quedaron solamente las murgas de calle –aunque en la actualidad un relevamiento
muestra que hay más de cincuenta murgas en Argentina de estilo uruguayo- en
donde expresan a través del salto y el baile., tipo “Saltinbanquis”.
-¿Cómo conociste el género de Murga de tablado?
Lo
conozco porque mi padre era uruguayo, de Montevideo. Incluso llegó a ser murguero
en Montevideo en sus años de juventud. Mi viejo siempre escuchó murgas. Y desde
mis 4 años, todos los febreros pasábamos los carnavales en Montevideo, con mi
familia del Uruguay. Recuerdo cuando era pequeño y quedaba solo en casa, ponía
los long play de vinilo en donde estaban “Los Patos Cabreros”, “La Nueva
Milonga”, entre otras murgas. Uno se crió “mamando” la murga, incluso mis hijas
también se criaron escuchando Murga y música rioplatense.
-Nos estás comentando que desde pequeño soñó en tus
oídos la Murga, entre otras cosas por una tradición familiar, pero queremos
saber ¿has participado de alguna murga?
Sí,
gracias a Dios. Ahora de viejo, porque cuando hice el secundario en La Falda
(Córdoba), de murga ni hablar; me vine a luego a estudiar a Esperanza (Santa
Fe), de murga ni hablar, y luego estuve por otros lados. Después de grande, acá
en San Jerónimo Norte, conozco a un chango; estaban armando una Murga de
Tablado en Santa Fe, me invita a participar, va Virginia, mi hija menor, y
luego me acoplé yo. Se llamó “La que Viene”. Tuvimos un solo tablado y fue acá
en San Jerónimo Norte (risas). Teníamos un miedo de venir a hacer Murga en San
Jerónimo en medio de los valesanos…
pero lo hicimos y salió muy bien. Después esa murga se perdió, se disolvió y se
armó la primer murga de tablado en San Jerónimo Norte, se llamó “Pozo de otro
Sapo”. El director era Alejandro, el chango que me convoca para “La que Viene”.
Y se incorporaron también dos de mis hijas: Ana Clara, Virginia, y yo. Y ahora
en la actualidad, ya hace tres o cuatro años formamos parte –digo formamos
porque tanto Virginia como Ana Clara están con nosotros- de los “Príncipes de Momo” de Santa Fe, del B°
Yapeyú. Aunque algunos de los integrantes no somos de ahí, la Murga tiene sus
orígenes en el B° Yapeyú.
-Vos anteriormente nos estabas comentando que las
Murgas “dicen” a partir de su realidad, de su lente… ¿Cuál es la impronta de
los Príncipes de Momo? ¿Qué dicen?, ¿Qué cuentan?
Príncipes
de Momo habla de “su” realidad, del barrio, de una lucha militante combativa.
Desnudando realidades que otros no dicen, Príncipes lo dice. Yo creo que,
salvando las distancias –que no se me mal interprete-, la murga Los Príncipes es
como una Falta y Resto en sus orígenes, pero en chiquito. Es una Murga muy
crítica; y tiene la suerte de tener un gran letrista lleno de talento, que es
el Choly Quinteros. Los Príncipes tienen cuplés[1] que
realmente conmueven: “Las Rejas”, “Los
Lazos”, “Bandidos Provinciales”. Siempre con una mirada crítica puesta en
la realidad de lo que le pasa al barrio, al pibe de la calle, al chico que lo
marginan por “portación de cara”. Hay un pequeño recitado que nunca pudimos
meterlo, pero decía: “Volvió Carnaval, y
los Príncipes salen con voz de birra, olor a zanja, casas petisas, techos de
chapa… periferia en la ciudad”… para mí esa es la impronta de Príncipes de
Momo.
-Para las personas que nos
están leyendo y tal vez no conocen el género, ¿cuál es el mensaje que te
gustaría darle a través de estas líneas?
La
murga es un género musical como cualquiera; como el folklore, como el tango, a
la cual se le suma un poco de ópera, digo yo, porque se canta, se actúa también
y se mueve, se baila… La murga es una pasión. Es una pasión.
[1] Cuplé es la hispanización
de la palabra francesa couplet. El
cuplé es un estilo musical, ligero y popular, que a veces puede resultar algo
grosero y picante. En las murgas se le llama así puntalmente a “las
canciones”-por así decirlo- que conforman el espectáculo.