Por: Cristina Moreaux
Fotos: José Almeida
En Febrero del 2014, bajo el título: 2 de
Febrero: Día Mundial de los Humedales, que se replica en parte en esta
misma revista, ya se presentaba el problema que hoy es noticia en todos los
medios, nacionales y provinciales: la contaminación de la Laguna Setúbal por la
basura que generamos.
Una
investigación comenzada en el año 2016 por el CONICET-UNL, nos revela que los
desechos plásticos: bolsas de polietileno, botellas, vasos plásticos, etc.,
ponen en peligro el ecosistema en la laguna Setúbal y en consecuencia la de la
cuenca del Paraná por su directa conexión.
El
autor principal del estudio, el Dr. Martín Blettler, del Laboratorio de Hidro-Ecología del Instituto Nacional de
Limnología (Conicet – UNL), publicado en el exterior, nos habla del gran riesgo
que implica estos desechos que ya han dejado de ser ocultos para convertirse en
obvia decoración permanente y vergonzante de nuestras orillas santafesinas.
La
contaminación por plástico, en la laguna Setúbal, fue el objeto de la
investigación: cuantificar la cantidad de plástico en la laguna y sus
consecuencias en la especies de fauna de agua dulce. El riesgo mayor se produce
porque los peces confunden con alimentos los plásticos y los ingieren con las
consecuencias para el futuro de las propias especies, y para los humanos, aunque aún no hay estudios
al respecto. Tóxicos, aditivos, etc. que conforman los plásticos son liberados
en el interior del estómago enfermando al que los consume. Otra consecuencia es
la de quedar encerrados, literalmente, dentro de las bolsas con las obvias
consecuencias.
Estos
desechos obvios para la vista del ser humano, por la acción del sol, de la
arena, del agua, etc. se convierten en microelementos que se depositan en el
fondo de la laguna, y allí sí es imposible retirarlos y así entran en las
cadenas alimenticias con las consecuencias tóxicas para los humanos y para la naturaleza
misma.
A
esta contaminación plástica hay que agregarle “lo más de 250.000 vasos
plásticos que se han arrojado al río desde que comenzaron las maratones
acuáticas regionales”(1)
Cambiar
los hábitos del consumidor pensando siempre no sólo en lo que se consume sino
en el “contenedor” de ese alimento. Porque al no ser reciclables, terminan en
el río. “A fin de año, el Conicet Santa
Fe-UNL dio a conocer una investigación que reveló la presencia de unas 100
botellas plásticas por kilómetro en la laguna Setúbal, entre otros residuos
sólidos contaminantes. Se trata de un nivel muy superior al de otros cuerpos de
agua del mundo y despierta la preocupación de especialistas. Estos residuos
provienen no sólo de la desidia de los navegantes sino también de los basurales
que hay en el valle de inundación de la Setúbal, como el de la ciudad de
Rincón, entre el kilómetro 7,5 y 8. La corriente desprende bolsas y botellas,
que se van flotando aguas abajo.”(2)
Además
de pensar en los que nos compete como ciudadanos debemos exigir a nuestros
gobernantes políticas de protección al medio ambiente: educación ambiental en
las escuelas, reciclado de los restos sólidos, cestos de basura, etc., son
algunas de las formas de concientizar a la población a cerca del gran problema
que nos aqueja con relación a la basura que producimos. Ni hablar d e la
contaminación por agroquímicos!!! Eso lo
dejamos para una próxima nota.
NOTAS
(1) Programa “Sobre el agua”, de
Hugo Bonomo, trasmitido por LT10, el 10-09-2017
(2) Diario El Litoral, 10-01-2018