Por María Laura
Storani
Nacida en la Ciudad de Santa Fe. Inició su carrera en FM Juventud
y a poco más de un año pasó a trabajar en LT9 Radio Brigadier López y en FM
Láser, donde condujo el programa "La mañana de Láser" que iba de 6 a
12 hs.
Silvina Camino, una Locutora con amplia experiencia en
medios de radio y TV. Actualmente Co-Conductora en “Somos la Mañana” Programa
de TV en Cablevisión.
-¿Qué te motivó a orientar tu vida hacia los medios de
comunicación?
-Creo que se nace comunicador. Solo basta con observar a un
bebé para saber si se le va a antojar la comunicación. Pasé por diferentes
ideas para ser de grande, que iban desde la docencia a la psicología
(vocaciones que conservo como asignaturas pendientes). Y la comunicación llegó
a mí, no la busqué. Tenía que ser así. No existe otro lugar para mí en este
planeta, si no puedo comunicar. Gracias al avance de la tecnología, hoy se
multiplican las plataformas y, para mí, hasta el mínimo detalle no existe, si
no lo cuento. Me han servido y me sirven las redes, me han contenido en tiempos
de silencio radial, pero siempre elegiré el decir desde la oralidad. La
comunicación me encontró, sí, pero nunca la solté, ni lo haré.
-¿Cómo describirías -aquí en nuestra ciudad- el rol actual de
la mujer en los medios masivos, respecto del surgimiento del feminismo como
expresión anti patriarcal?
-Como en todos los ámbitos, la figura de la mujer ha crecido
y ha modificado lugares, jerarquías y posturas, pero falta mucho todavía.
Particularmente, me siento una privilegiada porque antes de los 30 años, ya
había conducido programas en FM y AM, en este último caso con un equipo con
mayoría masculina. Eso apenas iniciado el año 2000, no se le daba a cualquiera.
Hoy, me siento en plena etapa de deconstrucción, cosa que nos pasa a
muchas mujeres y hombres. No todos tenemos los mismos tiempos. De allí que me
parece muy importante que nos vayamos conteniendo y esperando, siendo
pacientes, haciendo escuela y escuchando mucho a los que llevan la delantera.
En los medios aún tenemos el típico rol de la locutora que solo dice los datos
del tiempo y los temas que pareciera que son los únicos de los que podemos
hablar, como cocina o moda. Yo puedo adaptarme, de la misma manera que si me
piden que cumpla el rol de “opinadora” de fútbol, o lo que se me pida, siempre
que decida aceptarlo. Los profesionales fuimos formados y nos preparamos para
ocupar diferentes roles. Pido respeto para mí, pero también para la mujer que
decide dar el pronóstico del tiempo mostrando las piernas, no por eso, las
mujeres somos cosas, no queremos que nos traten así, o como individuos de
segunda línea, solo estamos haciendo lo que cada una quiere. La mirada del otro
importa a algunos más que a otros, en los medios eso se traduce en la imagen
que tenemos frente al público, de allí que estemos buscando siempre el
equilibrio. Por eso se permiten frenadas y marchas atrás, buscando el camino
correcto. Santa Fe no escapa al contexto nacional y hasta diría
latinoamericano.
-Pertenecer a un medio prestigioso, como ocurre en otros rubros,
¿otorga una cuota de valor relevante hacia el ego propio- con esto del
comúnmente llamado “cholulismo” y/o “exitismo”- a la hora de saberte expuesta ante
gran cantidad de público y con “poder de señalar” alguna forma de pensar la
realidad?
-Como se sabe “el medio es el mensaje”, el tener espacio en medios
con mayor alcance, te da la posibilidad de que tu pensamiento, tus ideas, tu
cosas para decir, tengan una llegada más importante. Siempre quedará en
nuestras manos respetar eso. Mi gran maestro Daniel Andino, me enseñó en pocas
palabras, cómo hablar ante un micrófono: “no pienses en cuántos te escuchan,
hablale solo a uno”. Toda mi carrera la hice sobre esa premisa. Creo que más allá de
ayudarme a lograr cambiar mi forma de comunicar, cuando apenas estaba
empezando, me permitió nunca marearme con las grandes audiencias. Lo que mencionas
existe, pero si al comienzo de cualquier opinión personal o forma de pensar, lo
aclarás, se entenderá que comprendés también que quien te escucha, puede tener
una idea contraria. Para mí eso es básico.
-¿En qué medida estás de acuerdo con esto de que los medios
no solo deberían informar, sino que también educar?
-En un todo. Educamos todo el tiempo, cada vez que
interactuamos con otros. Al subir al ascensor, al entrar a un negocio o al
subir al colectivo, saludando pidiendo permiso o dando las gracias. Cómo no vamos a hacerlo desde
los medios! Sería genial que pensemos que siempre nos está escuchando un niño o
que siempre nos está mirando uno de nuestros hijos. Cuánto mejor nos
portaríamos, cuánto mejor hablaríamos, cuánto más respetuosos seríamos del
otro.
-¿Qué cuota de responsabilidad le caben a los medios en la
difusión de actos y/o promoción de consumos que generan violencia?
-Muchísima responsabilidad, hay que poner sumo cuidado en
los comentarios que
hacemos y los términos que utilizamos en los medios, porque
en la búsqueda de
la empatía, solemos caer en el error de promocionar, de
algún modo, acciones
violentas. en mi caso, acostumbro siempre utilizar el
recurso de aclarar lo que no
está bien, o cómo sería el modo de resolver situaciones o
afrontarlas, de manera
pacífica, aunque parezca que esas aclaraciones sobran. Para
mí no está de más,
todo lo contrario.
-¿Se respeta algún código de ética en la comunicación actual?
(internamente y ante los demás poderes del estado)
-No existen reglas escritas, las que existen en los medios,
dependen de los comunicadores, individualmente o en equipo. Generalmente si los
responsables del medio de comunicación, intervienen, es sobre un hecho
consumado. Es decir, no hay un lineamiento previo - aunque puede existir en
algunos casos - si no que aparece en la búsqueda de soluciones ante una
situación determinada que lo dispara. Sería bueno que existiera, que se creara
a partir de ideas consensuadas.
-Si tuvieses la oportunidad de conducir con libertad absoluta
algún formato comunicacional, ¿cómo lo re- crearías y con qué fines?
-No tengo registro de algún límite sobre qué decir, en los
medios que trabajé. Tuve y tengo esa suerte, digamos. No sé si tendría que ver con
formatos, pero sí con ideas de programa, tengo pendiente un programa con niños
en la tele y otro para radio y TV sobre temas que me atrapan, relacionados con
mi segunda pasión que es el Life Coaching y todas las técnicas que hoy tenemos a
la mano para tratar de lograr nuestras metas y vivir mejor. Obvio que ese sería el
fin, llegar a la mayor cantidad de personas posible, con el mensaje de que está
en nosotros cambiar nuestras vidas y con ella, la de todos. Creo en el poder de
las energías, si aprendemos a usarlas para el bien, el mundo cambiaría. O acaso
no somos más los buenos? Sé que suelo pecar de ingenua e idealista, pero de
los que estoy segura es de que nuestro mundo cambia, cuando lo hacemos nosotros
y a eso sólo lo logramos con una decisión individual y con mucho trabajo
personal.
-Cuando las palabras y los medios muchas veces no alcanzan o
no ayudan a visibilizar claramente lo que nos pasa a las mujeres ante las
situaciones de violencia de género... ¿Cuál es el límite que separa el maltrato
de la violencia?
-Todo maltrato en una forma de violencia. Pasa que hoy están
muriendo muchas mujeres. Podemos luchar por la igualdad y obtenerla, pero
eso no quita que seamos más vulnerables, principalmente en lo físico. Por eso
es tan importante frenar lo que está pasando, hoy cualquiera se pone nervioso y
grita, pero el violento, te agarra o te pega y te lastima o hasta te mata.
Estamos avanzando desde los medios en contar lo que pasa y aportar a la
prevención, pero falta todavía, entender que hay diversas realidades en la
sociedad, y en algunas de ellas nuestro trabajo de comunicadores, ni siquiera
llega.
-A mediados del año 2018 tuviste la necesidad de hacer pública
-tanto en los medios como en ámbitos de acompañamiento y asesoramiento del
estado- una situación de violencia de género, con quien hasta ese momento era
tu pareja, contanos ¿de qué forma contribuyeron ambos ante tu situación
emocional en ese contexto?
-No tengo más que palabras de agradecimiento para cada una
de las personas con las que me tocó tratar en esas circunstancias. Muchos de
nosotros no sabemos del trabajo de diferentes estamentos de los gobiernos
municipal y provincial, hasta que nos toca concurrir a ellos. Aún así, falta
avanzar en lo legal, muchas veces estas mismas personas te dicen que se quedan
sin poder dar respuestas, porque las leyes no las tienen- y entonces nos
encontramos con que los violentos, siguen teniendo la misma vida de siempre,
caminando entre nosotros y con las mismas actitudes hacia las mujeres, aún
cuando fueron denunciados. En mi caso, con la mediatización del caso, por la
solidaridad de colegas, quizás quede algo de registro de lo que me pasó y de lo
que esa persona es capaz de hacer, pero aunque suene increíble, tuve que
soportar que en una instancia judicial, pidiera que quite las publicaciones que
hice en mis perfiles en las redes, porque se sentía perjudicado. Hoy,
lamentablemente, todo se mezcla y cierta parte de la sociedad, aún entiende a
la lucha en defensa de las mujeres, como injusta o exagerada. ¿Cuántas veces
escuchamos que las mujeres se abusan porque “ahora se les cree más que antes” o
que “no se sabe cómo tratarlas”?
-¿Cómo te repensaste frente a ese hecho?
-Qué buena pregunta...nunca me sentí tan vulnerable, entonces
me dije a mí misma y lo retransmití cada vez que me tocó hablar del tema, para
que todas estemos alerta, que debo prestar atención al primer indicio. Ante la
primera señal de violencia, aunque sea verbal o gestual, tengo que correr,
salirme de ahí, no intentar ser la salvadora de nadie, no intentar enseñar ni
cambiar a nadie. Primero me preservo.
-¿Sentir culpa es un común denominador?
-Sí, yo la sentí y escuché mucho que es común que suceda. Me
pasó de tener culpa pensando que pude haberlo causado y también la culpa de
haberlo aceptado.
-Pudiste elegir herramientas terapéuticas que te ayuden quizás
hasta el día de hoy?
-Mi primera contención fue mi familia, a ellos,
particularmente mis hijos, les tocaba primero entender, comprenderme y
finalmente abrazarme con amor. También estuvieron mis amigos. Y acudí además, a
la ayuda terapéutica de una psicóloga.
En la actualidad, cuando aún tengo secuelas, por llamarlas
de alguna manera, traducidas en temores y angustias, apelo a mis técnicas de
las que les contaré cuando tenga los programas de los que hablé antes!
-Si bien no existen recetas mágicas, ¿sentís hoy que has podido
resignificarte ante esta tu ingrata experiencia, o estás en el proceso?
-Estoy en proceso total, cuando estás en la mitad de tu vida
y crees que más o menos ya las viviste todas y te pasa algo así, quedas muy
vulnerable. Aún estoy en el camino de la recuperación. Si me permitís agregar
algo, no es tanto por la violencia sufrida en la pareja - de la cual no habría
hablado si no hubiera continuado, de variadas maneras, meses después de
separarme - si no porque aún me cuesta entender el porqué hay personas que
hacen daño de manera voluntaria y hasta premeditada, y mucho menos si antes
decían amar. No entra en mi cabeza.
-Se dice que de todo lo negativo hay algo siempre de positivo...¿lo
has encontrado?
-Todavía me cuesta, pero tengo la certeza de que todo lo que
nos encontramos en nuestra vida - personas y situaciones, - tiene la misión de
enseñarnos algo. Todos somos maestros.
-Ofrécenos una hoja de ruta para superar actos de violencia
de género y seguir creyendo en el amor en todas sus formas
-Puedo contar cómo fueron las cosas para mí y cómo las
enfrenté. En principio y al haber sufrido agresión física, al momento de
separarme, de manera más violenta que en ocasiones anteriores, decidí
contárselo a mi familia, que obviamente no lo imaginaba siquiera. Ese fue mi
escudo, sabía que así no cometería el error de perdonar y volver. Aún así,
también decidí no hacer la denuncia para evitar lo público y creo también, para
cubrirlo. Luego al continuar su hostigamiento, de diferentes maneras, lo hice.
Con el asesoramiento de mis abogados, comencé una ronda de visitas a diferentes
estamentos oficiales: Centro Territorial de Denuncias; Agencia de Trata y
Violencia de Género del gobierno de la provincia y el Área Mujer y Diversidad
Sexual de la Municipalidad, para luego pasar a las diferentes instancias en el
Ministerio Público de la Acusación y Tribunal de familia, entre los que
recuerdo.
Mi recomendación es la de apelar a todos los recursos
posibles, es importante hacer la denuncia policial, para poder acceder a la
distancia perimetral y el botón de pánico.