Por: Hernán Vargas / Fotos: José Almeida
Hacer canciones, grabarlas, son una forma de conocimiento. Al componer, tocar y grabar me conozco y voy dándome cuenta de cosas que la razón es mucho más lenta.
Hola, Fede ¿te podrías presentar como artista?
FDP: Como artista, si es que no me queda grande la palabra, me defino como músico, cantante y guitarrista de rock y blues, siempre clásico. Con ese amor por los Stones, los Beatles, etc. He jugado con otros estilos pero me cayó la ficha de que esta es mi identidad y lo único en definitiva que puedo hacer con tanto sentimiento. O sea, me gusta mucha música, pero esto es lo que me hace mover, me sana, me cura, me revela contra la mierda y la miseria ajena, me emociona, me mueve el cuerpo...
FDP: Mi historia con la música está estrechamente ligada a mi infancia, en la que mi viejo escuchaba, al igual que ahora, mucha música, en especial rock clásico: Beatles, Rolling Stones, Dylan, Pink Floyd, Led Zeppelin, etc. En realidad nunca se cerró a un estilo ni país pero eso fue lo que más me marcó. Los momentos más felices, los recuerdos, una forma de comunicarme con mi viejo, cosa que a veces se me hacía difícil de otra forma, era compartiendo música. Tengo el recuerdo de estar con él escuchando el long play de The Beatles llamado Sgt. Pepper Lonely Hearts Club Band, y él traduciendo las letras que estaban en la parte de atrás del álbum.
En mi adolescencia la música está ligada a Barrio El Pozo, mi tribu de amigos en relación a los Rolling Stones, los Ratones Paranoicos y muchos grupos más. La primera guitarra eléctrica que me compraron mis abuelos, andar por el barrio con la guitarra criolla aprendiendo a tocar. Con la guitarra vino el cigarrillo que por suerte dejé y la cerveza. Era nuestra forma de relacionarnos en los 90 con el neoliberalismo y toda la falta de horizontes y la crudeza de la incertidumbre. Así conocí al Hongo Perrone, baterista, que vivía en el barrio y comenzamos a compartir discos, cassettes, CDs. Él tocaba en Yeytes, un grupo rolinga de Santa Fe y a mí me encantaban. Un día necesitaban un guitarrista y me llamó. Eso fue en 1993. Me sumé a Yeytes y luego cambiamos de cantante y además comencé a cantar y componer. Todavía no paré nunca de tocar y ensayar. Con Yeytes tocamos mucho, grabamos un cassette en 1995, fuimos teloneros de Memphis La Blusera, de Black Amaya, de Alejandro Medina... Le dediqué la vida, hasta 1997 que la banda se separó. Entonces armé Rictus, con mi hermano que tenía 16 y se había comprado una batería. También estaban allí el tecladista de Yeytes y bajistas que fueron varios. Rictus fue una banda de rock más alternativo. Grabamos demos, tocamos muchísimo. Compuse cientos de canciones y duramos hasta 2010. Luego, con mi hermano hicimos por gusto tributos al rock nacional, a Spinetta, Cerati, Soda, como para seguir activos. Por mi lado y luego de la separación grabé un disquito solista llamado Vida que eran canciones propias con influencias más Beatles y del rock nacional y anduve tocando solo por varios lados. También con otros músicos. Y fue así, cómo en 2013, por ser terco e ir a tocar sólo con la guitarra a un festival en la Costanera organizada por TGD padres, coincidimos con un tributo a The Beatles que se llamaba Black Byrd. Ellos tocaron antes y cuando yo estaba ahí arriba sólo se solidarizaron porque les gustó y se fueron subiendo y armando los instrumentos para acompañarme ¡Sin mediar palabra previa! Ahí comenzamos a ensayar, y Black Byrd dejó de existir, cambiaron varios integrantes y entré yo, y comenzamos a llamarnos Submarino Amarillo. Con Submarino tocamos cientos de veces en bares, clubes, pubs, teatros, centro cultural, fiestas privadas u organizadas por el gobierno. Se volvió un tributo a los Beatles muy serio y prolijo con mucho reconocimiento y seguidores. Aún estamos juntos pero el COVID frenó todo y tuvimos que conformarnos con grabar videos virtuales cada uno desde su casa. Extraño mucho los ensayos y tocar en vivo. Es el momento en que adquiero una seguridad y una adrenalina que no obtengo de ninguna otra cosa. El escenario es mi terreno y ahí no tengo dudas, sino que siento que domino la situación y eso me genera mucho bienestar. El resto del tiempo soy muy inseguro y neurótico. El escenario y los ensayos me resultan altamente terapéuticos. Con la pandemia se me ocurrió volver al origen, a las canciones propias en el estilo rock blues que hacía con Yeytes pero con la experiencia de tantos años. Entonces en tiempo récord, en un mes, me di el gusto de grabar dos discos en ese estilo: Blues desde el encierro y Tus demandas. El primero más blusero y el segundo más rock and roll. Para el segundo inventé el nombre de una banda inexistente, los Afrostones, con la idea de armar el grupo en 2021 y ya tener las canciones listas para que las aprendan y salgamos a tocar. En eso estamos, ya tengo músicos que dieron el sí.
Estos discos nuevos los grabé usando lo que pude, lo que encontré, bases que bajé de youtube y las completé con voces y guitarras, etc. La pandemia no permitía mucho más. Armé todo sólo, sobregrabando cosas, compuse los temas en el momento o la noche anterior con bases de pocos acordes... Bien en el estilo que quería hacer y que me hizo redescubrir a los Stones y a los Ratones y volví a enamorarme de ese sonido. Recuperé mi identidad. La versatilidad hoy la manejo dentro de ese espectro. Con el disco, Tus demandas, de Afrostones ando por las radios presentándome como para ir abriendo las puertas para cuando la banda esté completa y lista para salir a tocar. Sé que va a ser un éxito porque recurrí a una fórmula eficaz: canciones blues y rock, letras directas, con groove, con swing, bien rítmicas como debe ser la música negra, sin cosas cerebrales ni acordes raros ni ritmos complejos. Nada de metáforas en la lírica z volviendo a mi versión adulta de Yeytes, Ratones Paranoicos, Rolling Stones... Es un estilo de bandas que hoy no es fácil encontrar y que si se encuentran han empobrecido mucho al género porque lo barrial se confundió con lo berreta.
Para escribir tus temas en qué cosas te inspiras, y técnicamente hablando qué estilo musical te define.
FDP: La vida. Las cosas que van pasando. Muchas veces pongo en palabras cosas que si quisiera hablarlas aún no están tan maduras. Situaciones, amores, sueños, dolores, frustraciones, despedidas. Mando a la mierda a la gente en canciones y de otro modo me quedaría en silencio sin retrucar la traición.
Me adelanto en las canciones a cosas que por ahí se me vienen pero que racionalmente aún no logré entenderlo. Ahora por ejemplo estoy viviendo una situación en la que no estoy más en una organización en la que estaba. Me llevó dos meses después del disco comprender racionalmente esa situación que se venía cocinando por lo bajo, pero en las canciones sin embargo parece que ya lo sabía con anticipación.
Con respecto al lenguaje musical, y no hablo de las letras, sino de los acordes y las escalas, dejé afuera la manera occidental, que es la base de casi todo lo que escuchamos, no sólo la música clásica. Es decir, en la música occidental todo se arma a partir de la escala mayor de Do o Modo Jónico y de cada grado de la escala se desprenden los modos griegos. Por ej. según la escala de Do, vos tenés una séptima mayor que es la nota Si. Bueno, en el blues y el rock and roll eso no es así. En un acorde mayor, sigamos con el caso del Do, tenés una séptima menor, o sea un Si bemol. Y con los grados mayores y menores igual. En la música occidental vos tenés una tercera menor y el acorde es menor y una tercera mayor y el acorde es mayor. Y tenés préstamos modales muy usados desde los Beatles hasta Cerati. Pero en el blues vos se usa también la tercera menor aunque el acorde sea mayor y tenés otra tercera, que es especial en el blues y el rock and roll, que está entre medio de las dos terceras. Para un oído muy occidental que quiere corregir las grabaciones con autotune o programas así eso es una aberración, sin embargo, si afinan la nota perfecta pierde el alma y suena mal. En el blues y el rock and roll se usan mucho las cuerdas estiradas, eso me encanta. Y opté por componer los dos discos con ese lenguaje que es de la música de raza negra y que les llega a los blancos que tomaron esa música durante los 50, 60, 70.
También use una afinación abierta en Sol, que es característica del sonido de algunos guitarristas de blues. Es el sonido característico de Keith Richards que lo tomó de Ry Cooder que a su vez lo tomó de guitarristas negros. Canciones como Brown sugar, Start me up, Honky Tonk Women, son impensables sin esa afinación de Richards. Los Ratones Paranoicos grabaron un disco entero llamado Furtivos en que Juanse usa esa afinación en todas las canciones. El Rock del gato es impensable sin esa afinación. A mí me encanta y en el primer disco hay una canción muy Ratones o muy Stone que se llama No depende de nadie en que volví a usar esa afinación para emular ese sonido y ese estilo.
Cómo pueden los lectores o la gente que visita nuestras redes sociales conocer tus últimos trabajos.
FDP: Los discos están en Youtube, por ahora, en el canal de Casa Limón Estudio, de mi amigo Camilo Gómez, que produjo y grabó los discos. Y tengo una fan page, Federico Di Pasquale, donde pueden ver qué hice, hago y dónde están los discos. La idea es que estén en Spotify y otras plataformas pero por ahora no están.
Los discos rondan las 10 canciones cada uno, más agregados instrumentales o fragmentos de canciones agregadas, un interludio, etc. Pero no quería hacer discos eternos que sea aburridos o que cansen. Quería que duren tipo long play, entre media hora y cuarenta minutos. Eso es una buena fórmula porque no te satura ni te aburre, te quedas con ganas. Recuerdo CDs que duraban el doble y que llegado cierto momento se hacían interminables.
Gracias por esta nota que nos permite conocerte como músico y deseamos un excelente 2021.
FDP. Gracias a uds por esta posibilidad de contarles lo que hago, y tengan excelente año.