Por: Carlos del Frade
Cumplimos 20 años en la calle
Esta nota fue publicada en la primera revista que salió el 4 de junio del 2004. ¿Cambió algo?
La desnutrición infantil avanza en la provincia en la mayoría de los 19 departamentos. Los chicos no comen en el territorio que más leche produce en la Argentina y el segundo lugar en donde más carne se faena. Pero ni la leche ni la carne les llega a miles de pibes. En forma paralela casi ciento veinte mil muchachos entre los quince y veinticinco años no estudian ni trabajan, pero no caen en el delito como parece ordenar el sentido común que se propaga por los grandes medios electrónicos de comunicación. Es hora que la política, formal e informal, vuelva a enamorarse de la urgencia para lograr la transformación social, sino el futuro será un crepúsculo sin fin. A pesar de esta realidad en carne viva, centenares de organizaciones sociales inventan la esperanza y anuncian el alba.
DANIELA.
Ciudad de Coronda.
Barrio 44, km. 428 yendo hacia Santa Fe.
Allí sobreviven alrededor de cincuenta familias de cosecheros de frutillas, mayoritariamente procedente del Chaco.
Les pagan veinte centavos el kg de frutilla.
Por grupo familiar logran alrededor de 12 $ diarios.
Apenas les alcanza para comer.
En diciembre del año pasado, Daniela, de diez meses sufría un preocupante grado de desnutrición. Un grupo de estudiantes de una escuela corondina que conformaron un centro de alfabetización para el barrio, convenció a la familia para llevar a Daniela al Hospital Alassia, en la ciudad de Santa Fe.
El 12 de marzo de 2004 Daniela murió.
Entre otras razones por falta de consumo de leche.
Hay que ubicarse: en la provincia que más leche produce en la Argentina, una beba murió porque no tuvo leche.
¿Es estúpido preguntarse por qué?
¿A alguien le interesa el por qué?
La desnutrición infantil crece en la mayoría de los departamentos de la provincia de Santa Fe.
Detrás de esos números hay decenas de Daniela.
Pero hay otra insistencia, además de la repetición del dolor impune.
Durante el primer fin de semana de mayo, los muchachos que vienen trabajando hace más de dos años en el barrio 44 inaugurarán una suerte de escuela rancho. Esperan que alguien entienda lo que está sucediendo.
LAS NENAS SANTAFESINAS
La verdad santafesina es el cuerpito una nena menor de catorce años.
No se trata de mala literatura.
Si no de los números del Instituto Provincial de Estadísticas y Censos.
Después de la medición de la desocupación de setiembre de 2003, aparecieron los datos desagregados de la llamada Encuesta Permanente de Hogares.
Los cuadros y sus números dicen que hay 285 componentes de la población económicamente activa entre los diez y catorce años.
Pero hay un dato llamativo.
Todas son nenas.
Chiquitas de menos de catorce años que buscan trabajar y no pueden.
Están desocupadas pero forman parte del mercado laboral.
¿Qué tipo de trabajo hacen?
¿Qué organismo las protege?
¿Quiénes se encargan de ellas?
La realidad santafesina es una nena de menos de catorce años que busca trabajo y no lo encuentra.
Una nena que los números ven y que, sin embargo no aparece en los discursos oficiales.
Es fácil escribir 285.
Es difícil imaginar las caritas, los cuerpos, las sonrisas, el llanto, los mocos y las rodillas de cada una de esas nenas santafesinas que están adentro del número que resulta sencillo escribir.
No les alcanza el plan jefas y jefes de hogar, ni tampoco hay créditos para sus micro emprendimientos de sobrevivencia.
La revolución educativa que prometió el gobernador Jorge Obeid, ¿las contemplará? ¿Qué aula estará esperando por cada una de estas 285 nenas menores de catorce años que están allí, en las cifras que pintan la realidad existencial en los alrededores de la Casa Gris?
GASTON
“Yo me llamo Gastón?
A mi me dicen el Tonga.
Desde chico trabajé mucho.
Puse una verdulería con mi hermano y de última se fundió.
Salí como ciruja y como no me traía plata salí a robar.
Caí preso varias veces.
Conocí un amigo...me drogué...y salí a robar.
Caí preso varias veces...
Hace poco que salí de estar preso.
Y ahora quiero hacer un banco. Quiero robar un banco.
Me voy a arriesgar así me paro para toda la vida.
No quiero robar más estéreos, bicicletas, todas esas pavadas. Porque caes por alguna de esas pavadas y te matan a palo y prefiero robar algo grande y pararme para toda la vida y que sea lo que Dios quiera. Porque si me matan a palo por una bicicleta no da la bocha.
Para comprarme una buena casa, tener familia bien.
Yo sé que a mi familia no le gusta todo esto pero lo tengo que hacer porque no hay laburo en ningún lado...”
(Testimonio del video “Trabajo infantil”, de los investigadores de la Universidad Nacional de Rosario, Jorge Kohen y Gustavo Bruffan).
Con sus 16 años, Gastón forma parte del universo de 111.810 jóvenes que viven en Santa Fe entre los 15 y 24 años que no trabajan ni estudian, según un estudio de la consultora Equis.
No tiene presente ni futuro porque no encuentran trabajo.
Porque el trabajo define el presente y la percepción del futuro.
Trabajo es sinónimo de futuro y de derechos humanos.
De allí la necesidad de cambiar la geografía existencial de los 19 departamentos provinciales alrededor del trabajo.
Porque se conoce el presente y se avizora el futuro.
En carne viva, como la mismísima realidad de los pibes santafesinos.